Desde el primer día nos sentimos muy cómodas juntas, y las horas de clase de estos meses han dado para muchas risas, despistes, ocurrencias, y como no, jabón de todos los colores.
El último día de clase nos hicimos muchas fotos, pero por más que busco, definitivamente he perdido la tarjeta de mi cámara de fotos (Niñooooos, ¿se puede saber dónde la habéis puesto????)
De todas maneras no pienso permitir que la falta de imágenes me siga retrasando mi agradecimiento a mis primeras graduadas: Encarna, que nos ha alegrado todas las clases con su alegría, su entusiasmo y sus ocurrencias, y que hace unos jabones estupendos, a Celia, tan dulce y tan simpática, estoy segura de que veremos grandes jabones suyos por los foros (a ver si repetimos lo de las cañas) A Dalila, que se recorría todo Madrid y parte del extrarradio bajo un sol de justicia para venir a las clases, y que es un espíritu inquieto con tooooodo un mundo abierto en el campo jabonero para experientar, y a Gabriela, que es la persona que yo quiero ser cuando sea mayor: generosa, llena de inquietudes, aficiones y cosas por hacer, y que espero que a estas alturas del verano, sus hijos estén enseñando informática, porque una abuelita tan especial en el ciberespacio es un lujo total.
Prometo que en cuanto encuentre la tarjeta, seguro que debajo de un mueble o chorreando en el bolsillo de algún vaquero que saque de la lavadora (los sitios más probables) , pondré esas fotos que nos hicimos, pero con o sin foto, guardo de todas vosotras un recuerdo inborrable.