Este es un concepto que a veces, cuando estamos empezando, se nos hace un poco cuesta arriba.
Por definición, el sobreengrasado es un exceso de aceite con respecto a la cantidad de sosa…Ufff, así tampoco aclaramos mucho ¿verdad?
Empecemos desde el principio:
Cuando hacemos jabón, mezclamos los ácidos grasos de los aceites con una sustancia alcalina, que es la sosa.
Utilizando una química de andar por casa, digamos que los ácidos grasos al combinarse con la sosa se neutralizan mutuamente, dejan de existir como aceite y como sosa, y los dos juntos se convierten en jabón. Esta es la reacción química de la saponificación.
Para que esto sea así, lógicamente debe haber una cantidad equilibrada de ácidos grasos y sosa. Si hay más sosa, no tendrá con quién combinarse y seguirá ahí en nuestro jabón. Si lo que ponemos de más es el aceite, en mucha cantidad, no tendrá con quién combinarse y hará que nuestro jabón sea aceitoso y no limpie nada.
Entonces, si hacemos el jabón con la cantidad exacta de sosa y aceite, todo ello se convertiría en jabón, pero ¿cómo podemos estar seguros de esto? Nuestra báscula puede no ser tan absolutamente exacta, las características de una marca de aceite a otra pueden variar ligeramente, y varían mucho de una marca de sosa a otra… no podemos ajustar tanto como para garantizar que en nuestro jabón no quedaría nada, nada de sosa libre. Por otra parte, tampoco nuestra prioridad es que el jabón sea excesivamente limpiador, porque salvo que seamos mineros, mecánicos o cualquier otro oficio de esos en los que uno acaba pringado hasta las cejas, lo que nos interesa es usar un jabón que limpie bien, pero que deje nuestra piel hidratada y suavecita.
Estas dos cosas las solucionamos de golpe simplemente poniendo un pequeño exceso de aceite en nuestra receta, no tanto como para que el jabón no limpie, pero suficiente para que sea hidratante y a la vez nos sirva de margen de seguridad para saber que no hay posibilidad de que quede sosa libre en él.
Ese exceso de aceite con respecto a la sosa es el sobreengrasado, o como lo vamos a llamar a partir de ahora, SE. (Fíjate, la misma frase que al principio, pero ahora se entiende mucho mejor, espero)
¿Cuanto SE debemos poner al jabón? pues eso es una decisión bastante personal. El rango estaría más o menos entre un 5% mínimo y un 15% máximo, pero personalmente me muevo como mucho entre el 7% y el 10%.
Hay varias formas de aplicarlo, pero yo voy a exponer la que considero a la vez más sencilla y más exacta, y para ello, vamos a recurrir a la insustituible, maravillosa y nunca suficientemente loada Calculadora de Mendrulandia.
Pongamos una receta de lo más corrientita. En la imagen superior, podéis verla con un SE de 0%, o sea, poniendo toda la sosa necesaria para que no quede nada de aceite en ella. Señalada en rojo, con la línea continua, veis la casilla que indica que el SE es de 0, y con la línea discontinua la cantidad de sosa. En esta receta, tanto los aceites como la sosa se neutralizarían y se convertirían en jabón. Aunque veáis la receta con los números abajo en verde, no os engañéis. Una receta con sobreengrasado de 0%, nos va a dejar casi seguro la piel tirante y no es nada, nada recomendable. En esta otra imagen, a la misma receta le hemos puesto el SE del 8%. La calculadora, en vez de añadir más aceite, lo que hace es descontar esa cantidad de la sosa necesaria, por eso, al subir el SE, varía la cantidad de sosa, en este caso, la cantidad necesaria para un SE del 8% es de 92,7 gramos. Como el agua de la receta se calcula a partir de la cantidad de sosa, también varia esta cifra. Para mi esta es la mejor manera de calcular el SE, poniendo todos nuestros aceites en la calculadora y dejando que ella haga las cuentas por nosotros.
A la hora de hacer este jabón, podemos hacerlo de dos maneras y tendrá efectos diferentes.
-Si ponemos todos los aceites desde el principio, irán saponificando hasta llegar a la traza, y al final, como sobreengrasado, nos quedará un 8% de aceite libre que más o menos será una mezcla de todos los aceites
-Si ponemos el aceite de oliva y el de coco al principio, reservando el de almendra, cuando el jabón llegue a la traza, más o menos, el aceite de coco y el de oliva habrán saponificado en gran parte, por lo que si añadimos el aceite de almendras que habíamos reservado cuando el jabón llegue a la traza, nos aseguramos que el aceite que quedará sin saponificar será precisamente el de almendra en su mayor parte y hará nuestro jabón más hidratante.
Esta es la forma más eficaz de proteger los aceites más delicados, porque cuando el jabón llega a la traza, parte de la sosa ya está neutralizada, y también es la forma de que sepamos más o menos cual es el aceite libre que queda en el jabón y que aportará sus propiedades a la piel.
Habréis notado lo mucho que en estos últimos párrafos repito lo de “más o menos”. Como decía antes, esto es química de andar por casa. Las cosas no son así exactamente. Hay ácidos grasos listillos que saponifican rápido y otros lentorros que les cuesta un rato, así que reservar un aceite para el final no garantiza del todo que quedará sin saponificar, pero es lo más que podemos acercarnos a saberlo de forma casera, y no quería complicar más la explicación. Esta es una nota aclaratoria sólo para que ninguno “de ciencias” se tire de los pelos por mis afirmaciones chapuceras y poco precisas.
Por último, gual que cuando éramos pequeños nos explicaban aquello de los bebés con abejitas y flores, hay una página que explica el sobreengrasado con un cómic sobre lobos y conejos. Está en inglés, pero me encanta y merece la pena que la veáis.
http://www.canis-art.com/soaping.htm
Espero que os haya podido aclarar algo .
Besitos