viernes, 20 de febrero de 2009

Jabones de base de glicerina o “Melt & Pour”


Para los visitantes de mi blog no familiarizados con la jerga jabonera (esos despistados que han caído aquí buscando cualquier otra cosa en el Google), explicaré que hablamos de una base de jabón que ya se compra hecha, se puede fundir, añadir color, aditivos, o tu fragancia favorita, se pone en el molde y se deja enfriar, y ya tienes jabón. Es tan fácil como suena.



¿Por qué se suele usar el modismo inglés en vez de “fundir y verter”? Ni idea, supongo que porque suena más molón. Un día de estos me inventaré un nombre que sea más fácil que “jabón de base de glicerina prefabricada” y lo popularizaré en todo el mundo, pero mientras me llega la inspiración, habrá que aguantarse.
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Aunque muchos artesanos jaboneros reniegan del jabón de base de glicerina y de sus adeptos -a los que miran por encima del hombro como si fueran simples “tuneadores de jabón” - a mi personalmente me gusta mucho.


Vale que no es un jabón artesano propiamente dicho, y mucho menos natural, pero sus posibilidades estéticas son muchas, admite grandes dosis de imaginación y no hay que usar productos peligrosos. Otra de sus ventajas para impacientes como yo es que se ven los resultados inmediatamente, y se pueden usar los jabones en cuanto se enfrían.

Hace un par de años tuve la experiencia de realizar un taller para niños entre 8 y 13 años con jabón de glicerina. Yo estaba aterrada de pensar en mantener la atención de los niños durante todo el taller, pensé que sería imposible. Pues puedo asegurar que después de cuatro horas jaboneando encantados, la madre de uno de los alumnos se tuvo que llevar casi a rastras al niño mientras decía “déjame que haga uno mas, mamá, por favor, el último……”


Ahí os dejo unas cuantas muestras de mis jabones de glicerina. Algunos son muy, muy antiguos, mis primeros pasos en el mundo del jabón. No reniego de ellos en absoluto, y aunque ahora me dedico más a los jabones de aceite, todavía vuelvo de cuando en cuando a la sencillez y la diversión de los jabones de glicerina.


¡Y al que no le guste, que se vaya a otro blog, qué narices!

jueves, 12 de febrero de 2009

El Museo del Jaboncito

Mi hijo pequeño, un amor de niño, me dice que para que no me aburra de viejecita, me va a montar el Museo del Jaboncito y así seré una viejecita feliz.
Esta semana he encontrado un pequeño tesorito que si algún día tengo ese museo, seguro que estará en un sitio "muy principal"
Estos aceites esenciales me los ha regalado mi suegra, estaban en su casa desde los años 60, se los traía de Inglaterra un amigo importador. La referencia del fabricante es C.W.Field ltd, Speke, Liverpool. ¿verdad que son chulos?

Hay aceites esenciales de rosa, varias clases de lavanda, una de ellas especial para jabones, jengibre, verbena, pepino, Palm & olive, rosa… y los botes más grandes tienen aromas para alimentación de piña, vainilla mejicana, mantequilla, vainilla tahitiana… No les falta detalle, ni siquiera la caja de colacao en la que en la época se guardaba casi todo.

¿A qué huelen? Cerrad los ojos, imaginaos cuando de pequeños visitabais la casa de la abuela, y abríais ese cajón que tienen todas las abuelas del mundo con varios perfumes casi gastados y marrones del tiempo…. Acordaos de ese olor a tiempo antiguo y perfume rancio y mezclarlo con la esencia original, que en algunos casos es aún bien patente. ¿os hacéis una idea?

Como dudo mucho que mi hijo me construya alguna vez semejante museo (Nacho, no es que dude de ti, hijo, es que una madre sabe cuando le están haciendo la pelota :) ) he querido exponer estas pequeñas joyitas que seguro que vosotros, los jaboneros, apreciaréis tanto como yo.
Ah, y si encontráis una lata de Colacao, no dejéis de mirar dentro, casi siempre tienen cosas fascinantes.

viernes, 6 de febrero de 2009

Ni una gota de aceite por el fregadero.

Un litro de aceite usado vertido por el fregadero contamina mil, diez mil, cien mil y hasta un millón de litros de agua limpia, según la página de Internet en la que intentes informarte, y es que lo malo de Internet es que cada uno pone lo que le da la gana y he sido incapaz de encontrar este dato ofrecido por una fuente veraz.

En cualquier caso, está claro que contamina un mogollón, y que es una pena que diariamente se vayan por los fregaderos de las casas cientos de miles de litros de aceite que acaban contaminando los ríos y mares, y es un lujo que no nos podemos permitir.

Convirtamos una postura ecológica y responsable con el medio ambiente en una forma de ahorrar en tiempos de crisis, y es que el aceite usado en casa podemos convertirlo fácilmente en jabón para lavar los platos, los suelos, la ropa… No solo cuidamos la naturaleza sino que podemos ahorrar un dinerito, que siempre viene bien con la que está cayendo.


“JABÓN DE LA ABUELA


Este jabón se llama así porque es el que se hacia en los pueblos para aprovechar el aceite usado. Antes, en las casas se iba juntando el aceite de oliva, mantecas y otras grasas que se habían usado para freír, y cuando había una cantidad importante, se dedicaba el día entero a hacer jabón para todo el año. Afortunadamente, alguien tuvo la feliz idea de inventar la batidora, y ahora podemos hacer el mismo proceso en pocos minutos, y con bastante menos pinta de brujas.
Anticipándome a esa pregunta que seguro que te estas haciendo, la respuesta es NO. Los aromas del aceite de freír no suelen permanecer en el jabón, así que no temas, que tu jabón no va a oler a chistorra con pimientos.
Este es un jabón muy bueno para la casa, la vajilla o la ropa, y tiene un gran poder desengrasante, pero la alta proporción de sosa que lleva hace que resulte un poco agresivo para la piel, así que no recomiendo su uso cosmético.
Hay muchas recetas diferentes, casi tantas como abuelas, pero la más extendida, seguramente por lo fácil que es recordarla, es la llamada 6-6-1, o sea, 6 litros de aceite, 6 litros de agua y 1 kilo de sosa.
Algunas personas añaden a esta receta un puñado de detergente de lavadora, para mejorar la espuma (como el de la foto, por eso tiene puntos azules :), o bien un puñado de harina fina, para mejorar la textura. También lo he visto con un sobre de azulete, para blanquear la ropa, o incluso con sal.
Personalmente no me gusta demasiado esta proporción, y a mi jabón casero le he ido haciendo ajustes, al final, me quedo con esta proporción:

1 litro de aceite usado

1/2 litro de agua
150 gramos de sosa (es facil de encontrar en Alcampo, Mercadona o Carrefour)
Opcional si vas a usarlo en la lavadora: 70 gr de percarbonato (se compra en Mercado na, donde los productos de limpieza)

Básicamente todas se hacen de la misma manera que ya hemos visto:
-Filtra los aceites para evitar que contengan restos sólidos.
-Pon las grasas en un recipiente grande de plástico o cristal. Una palangana del “todo a 100″ va de perlas. No uses un recipiente ni utensilio metálico, salvo que sea de acero inoxidable. Sobre todo nada de aluminio o cobre.

A partir de aquí, usa unas gafas de protección y guantes de goma.-En otro recipiente resistente al calor, disuelve la sosa en el medio litro de agua. Procura hacerlo en un sitio aireado y no respires los vapores que se desprenden al hacer la mezcla. Verás que se calienta mucho, deja que se enfríe un poco antes de seguir, pero déjalo en un sitio en donde nadie pueda confundirlo con el agua para la sopa o tirarlo accidentalmente. Si tienes perros o gatos, mantelos alejados mientras haces jabón.
-Añade la solución de agua y sosa a las grasas con cuidado y remueve o bate hasta que se espese.

Esto puede llevar su tiempo, sobre todo si lo haces a mano, que puede tardar más de una hora. Con la batidora se hace en unos 10 minutos o menos. No tiene que quedar demasiado espeso, con que notes que ha cambiado la textura y parecen natillas claritas, es suficiente.

-Una vez que espesa, añade si quieres el colorante, el aroma y/o el percarbonato (todo esto es opcinal) remuévelo bien y ponlo en el molde. Puedes usar una caja de madera de las de vino forrada con papel de horno, un recipiente de plástico tipo tupper, una caja de zapatos resistente…casi cualquier cosa vale. Sácalo a las 24 o 48 horas. Tiene que estar suficientemente duro como para poder desmoldarlo sin problemas, pero aún algo tierno para cortarlo con un cuchillo. Corta en pastillas, y deja secar en un sitio aireado y seco durante 4 semanas, dándoles la vuelta cada semana. Pasado este tiempo ya puedes usarlo .

Para usar este jabón en la lavadora, yo suelo rallarlo con un rallador de cocina. Si lo has hecho con percarbonato, que hace que el jabón coja aire, es muy fácil rallarlo porque se desmiga. Puedes poner unas tres cucharadas soperas dentro del tambor de la lavadora (no lo pongas en el cajetín).

Si eres de los que adoran que su ropa huela al detergente comprado "de toda la vida", también puedes mezclar el jabón casero rallado con detergente normal comprado. hasta tres partes de jabón casero por una del comprado ¡Se ahorra un montón sacando hasta 90 cacitos de las cajas de 30!
¿Verdad que no parece muy complicado? Prueba y verás.



miércoles, 4 de febrero de 2009

Un Jabón con intríngulis

A final del verano recibimos el encargo de hacer unos jabones con motivo de la inauguración de la Nueva Farmacia, en Valladolid.
La familia propietaria de la farmacia son unos apasionados del diseño, y con sus indicaciones, y después de muchas pruebas, acabé haciendo un jabón tan bonito como dificultoso. El jabón es este:


La mayoría de los que seguís este blog hacéis jabón y entendéis las complicaciones técnicas que tiene hacer un jabón así (los otros que siguen este blog son mis familiares y algún que otro despistado que buscaba cochinadas y no sabe cómo ha llegado aquí)

Para que os hagáis una idea, tuve que hacer tooooooooodas estas píldoras de jabón una por una.


Así que mi casa pareció un laboratorio clandestino durante un tiempo, solo que con aroma a lavanda y melocotón. Creo que es el jabón que más me ha hecho discurrir de los que he hecho nunca, pero ya me conocéis, me encantan los desafíos.
Besos